viernes, 6 de enero de 2012

Amaneció. Sabes que debes levantarte, pero no lo haces. Te llega los recuerdos de la noche anterior, recuerdas como se miraron, casi se decían que se querían, casi te acercabas para decirle tus sentimientos, no lo hiciste, algo interrumpió, sólo se pudieron despedir con la mirada. Te levantas rápidamente, se verán hoy, tienes la esperanza de que suceda algo, algo que te motivará a confesar tus sentimientos o saber los de él/ella. 
Llegas y se encuentra en el lugar de siempre, quieres ir a su lado, renuncias, llego el profesor a dar clase y sólo esperas que termine para estar a su lado y decirle... te quiero. 

7 comentarios:

  1. Muchas veces me ha pasado esto. No me quiero levantar pero al saber que la veré nada me importa, en muchas ocasiones me ha pasado que quiero expresar lo que siento pero nos interrumpen, o la veo llegar pero llega la maestra. Pero lo que más me afecta es que nunca la podre encontrar sola porque siempre estará con sus amigas U_U

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    1. Te entiendo. Se suele pensar... ¿cuándo será el momento indicado? ¿Cómo se lo diré? Pero son muy pocas las veces que encontraremos ese momento. ¿Por qué no encontrar el perfecto pretexto para alejarla de las amigas y obtener el tiempo suficiente para decirlo? Ese será tú momento.

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  2. Wuau, es a veces cierto. Lo peor es que a pesar de que pasan las horas y esperas decírselo; no lo haces. ¿Cobardía? Tal vez. Muy bueno ;)

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    1. Gracias, esto me ha pasado, pero por suerte sólo una vez.

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