martes, 3 de enero de 2012

Ángelus

Santiago estaba bailando con aquélla chica. Lucero. Una joven muy superficial, que sólo salia con chicos atractivos. Santiago no era un muy atractivo, era agradable a los ojos de cualquier jovencita. Tenía sus ojos color miel, de piel morena clara, cabello castaño, lacio, llegaba a cubrir sus cejas, de cuerpo fornido y alto, 1.80 para ser más precisos. Lucero bailaba con Santiago porque su guapo novio no llego a la fiesta de San Valentin por causa de un dolor de estomago.... o al menos eso le dijo a ella. Y Santiago bailaba con Lucero porque la chica de quien estaba locamente atraído no asistió a la fiesta porque no le gustaban los bailes y Lucero se encontraba sola al igual que él.
- Ya me quiero ir de esta fiesta, cada vez la música se está haciendo un asco.- dijo Santiago
- Pues vete, yo aún tengo a chicos que quieren bailar conmigo, es larga la fila.- le contestó Lucero de mala gana.
- ¡Me voy! Pero te daré un consejo antes... Mantén una distancia de 50cm, así no les pisarás los pies, yo ya los tengo hinchados.- se burlo.
- ¡Idiota! Lárgate ya ¿quieres?- casi se lo grito.
- No sabes cuanto deseo largarme, adiós.
Mientras Lucero le lanzaba una mirada iracunda, él se volteo y se dirigió directo a la salida, al único lugar donde podía dirigirse a altas horas de la noche era a su casa, pero tenía que hacer tiempo, no quería llegar a su casa y encontrar a sus padres despiertos, a las fiestas que asistía, se quedaba un largo rato y siempre llegando a casa cuando sus padres dormían para que no preguntarán como le había ido, sin preocuparse que a la mañana siguiente le preguntarán, pues sus padres salían temprano de trabajar y al regresar cansados sólo miraban el televisor y se olvidan de la noche anterior.
Se dirigió a la casa de la chica que quería. Valeria. Le gustaba tanto porque tenía una frágil figura, muy delgada, como si abrazarla la fuera a romper, pero no parecia estar enferma, se le veía muy sana, sus ojos marrones y cabello muy largo. Valeria era amante  de la naturaleza, se la pasaba en los parques y su modo de pensar tan diferente a las demás le agradaba, eran muy amigos, pero no sabía en que momento declarle quería como algo más, siempre era interrumpido por Daniela, una chica que quiere con él y evita todo momento a solas con Valeria.

Una vez a fuera de la casa de Valeria, Santiago le marca al celular de Valeria. Contesta al tercer timbre.
- Hola.- contestó Valeria
- ¿Qué tal? Oye... estoy fuera de tu casa, sé que es muy tarde pero quiero hablar contigo ¿puedo pasar?
- Es tarde, ya estoy en pijama.
- Por favor, es urgente.- rogó.
- No, lo siento pero será mañana, no lo tomes a mal por favor.
- Claro, adiós. colgó el teléfono.
Al colgar Santiago, sabía que si no se lo decía esa noche que la quería no se lo diría nunca. Se dirigió al patio trasero de la casa de Valeria, subió por la cuerda que dejaba Valeria para que ella bajara y saliera de su casa para no ser interrogada por sus padres a donde se iba.
Y la vio por su ventana, sentada en su cama y llorando, no estaba en pijama como le había dicho, sostenía un pequeño búho de metal brilloso. Trato de abrir la ventana pero estaba cerrada, toco la ventana y enseguida ella volteo y se dirigió a apagar las luces de su habitación y luego fue a abrirle la ventana.
- Te dije que no Santiago.- le tembló la voz al decirle.
- Y yo te dije que era urgente, ¿por qué apagaste las luces? - preguntó
- ¿Qué quieres? - casi de manera grosera le contesto.
- A decirte algo muy importante. - no sabía que palabras escoger.- Valeria, si no te lo digo ahora, tal vez no pueda decírtelo en otra ocasión, siempre me interrumpen pero esta vez nadie lo hará, Valeria, te quiero y no solamente como amigo, te quiero como algo más, y creo que me estoy enamorando de ti, yo no sé si tú sientas lo mismo pero ya no toleraba más verte con otros chicos y pensar que si de verdad los querías o sólo salias con ellos por gustitos simples, Valeria, ¿me quieres? Y sabes a que forma de quererme, dímelo por favor.
Valeria en vez de contestar se echo a llorar.
- ¿Valeria? ¿Qué te pasa? - se acerco a ella deseando abrazarla pero no lo hizo, sólo toco su hombro.- ¿Tan difícil te resulta decirme que no me quieres?
- ¡No! Ese es el problema.- lo miró.- Yo también te quiero y siento lo mismo por ti que tú por mi pero yo no puedo andar contigo, si estoy contigo como novia puede que me enamoré perdidamente de ti y no sé que sería mí si se enterarán mis padres, he tenido novios para olvidarme de ti y sólo verte como un amigo, yo sabía que con los demás no me enamoraría porque ellos no tienen lo que tú. Tú tienes algo especial, pero debe decirte quién soy o mejor dicho qué soy. Yo soy una sometida a las ordenes de mi líder Giselle, ella le ordena a mí y a sus demás siervos a robar un poco de sangre, lo suficiente para dejarlos inconsientes, no matamos a nadie, pero los dejamos tan debiles que al peligro que los ataque un troll y los golpee hasta matarlos, ¿por qué lo hace? Porque ellos siguen creyendo que a causa de los humanos quedan muy pocos de ellos y la verdadera causa es que quien los extermina son los elfos, para asegurarse de que no dañen su habita  , porque son mu destructores, les hemos dicho que son los elfos pero niegan a creerlo porque cuando entran en sus casas no les hacen daño pero al salir los matan y los elfos hacen parecer que es un humano quien lo hizo, los trolls no atacan a humanos fuerten, saben que pueden ser derrotados pero si estan debiles ellos atacan. Nuestra lider nos ordeno quitarles su sangre y enseguida llevarsela para alimentarse porque no les guste que la sangre sepa amarga y es por eso que no nos da tiempo de llevarlos a un lugar seguro, si no se la llevamos rápido ordenará asesinar a nuestra familia.

Santiago no podía creer lo que Valeria le decía pero logro preguntar.
- ¿Por qué necesariamente su pareja?
- Porque sabemos que cuando te gusta una persona se le acelera el corazón y es más rápido quitarle la sangre y que nadie nos vea.
- Pero ¿cómo saben los trolls a quién van a atacar?
- Nos siguen, nosotros no los vemos pero los sentimos detrás de nosotros.
- Y a todos los que les has quitado parte de su sangre, ¿los han matado?
- No, algunos se salvan porque despiertan rápido y pueden defenderse pero no todos.
- Pero ellos no sabrían que somos pareja.
- Si lo sabrían, cada uno de nosotros tenemos a este búho.- lo mostró muy rápido a Santiago.- El ve todo, sólo que ahora no lo hace porque está todo apagado y supone que estoy dormida.
- Entonces por los días seamos amigos, por las noches algo más.
- ¿Pero resistirás verme con otros?
- Dolerá pero mientras tú me digas que soy el único a quien quieres, resistiré.
- Eres el único que quiero.- toco su rostro con su mano.
- Y tú, la única que quiero.- la beso por un corto tiempo. - pero ¿qué eres?
- Una vampira sería bueno decir pero, me alimento igual que tú, casi soy un completo humano, obtengo la sangre de mis parejas abriendo con mis uñas un pequeño orificio y lo introduzco en una botella. No tenemos un nombre, nuestras características son que somos muy veloces, tenemos visión nocturna y sólo los hombres son además fuertes pero las mujeres tenemos un excelente olfato.
- Super humanos.- dijo Santiago
- Casi, pero no lo suficiente para defendernos de los vampiros, son lo doble de nosotros, Giselle es vampiro, no lo hace por cuenta propia porque los lobos la tienen amenazada.
- Podemos hacer algo.
- Tal vez, pero olvidemoslo esta noche.

Se besaron con anhelo, los dos lo deseaban desde hace mucho tiempo, era un amor inmenso, ya se amaban. Caricias entre ellos. Pero no pudieron llegar más, casi amanecía y el búho se podía dar cuenta de Santiago. Él la dejo, con una gran tristeza pero tenía que hacerlo, tenía que dejarla, pero sabía que la volvería a ver al anochecer.


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